Tiempo perdido

El microrrelato es un dardo envenenado. Si da en el blanco, muerde, hiere. Busca la contundencia, moverle el tapete al lector, sorprenderlo. Echa mano, para ello, de recursos como la brevedad, que consiste en decir mucho con pocas palabras; la intertextualidad o el diálogo con otros textos; el humor, que contendrá necesariamente una cierta dosis de perversidad; la fantasía y la imaginación, que no tienen diques, y la observación, que abre nuevas e insospechadas brechas en caminos muchas veces recorridos.

            En Tiempo perdido encontrarás treinta textos brevísimos, de un solo párrafo, de dos o tres líneas. El autor busca contarte una historia con el mínimo de palabras posibles. Hace suyo el lema: menos es más.

            Encontrarás en este volumen episodios insólitos de la vida cotidiana; fantasías en torno a la literatura; los laberintos del amor y del desamor; personajes como el mítico don Juan y el legendario Jack el Destripador; creaturas de la mitología clásica como el cíclope y el minotauro; el mundo del circo; las redes sociales y sus trampas; diálogos con novelas extraordinarias como Moby-Dick y En busca del tiempo perdido; personajes fascinantes como el hombre invisible; los dragones, esos animales fabulosos y milenarios que son tan reales como un tigre o una araña.

            Tiempo perdido es un libro que no te hará perder el tiempo: cada texto es un estímulo para que tú mismo, con tu propia imaginación, desarrolles la historia que se te sugiere. Por su brevedad, puedes leerlos en cualquier parte, lo mismo en la biblioteca de tu casa que en la sala de un juzgado o mientras esperas, al volante de tu auto, que el semáforo cambie del rojo al verde.