Ese lugar existe

Estás a punto de internarte en un juego de espejos literarios donde lo múltiple se dilucida desde los epígrafes (y no acaba allí). Ulises Paniagua te invita a visitar una realidad alterna en la que hay ecos de Ítalo Calvino, reflexiones Kantianas, e incluso efectos pirandelescos, pero con un juego poético muy propio de él. 

Te recomiendo estar en una posición cómoda y prestar atención a los detalles, pues esta novela te trasladará a lugares ominosos en  los que el autor pasa de un sitio de confort a una posición francamente complicada; de pronto personaje, a  momentos deidad que rige el destino de los protagonistas,  y que reflexiona sobre su proceso creativo. Ese lugar existe es ideal para soltar la mano, porque «escribir reconforta», es un ejercicio revelador sobre el inconsciente y los sitios oníricos que pensábamos inefables. Paniagua escribe desde un lugar llamado  Luxindra (lugar que existe y que no). Lo hace a través de espejos negros en los que  es necesario colocar una luz muy blanca para mirar rostros, imágenes suspendidas en medio de una habitación enorme que provoca claustrofobia, y que  reitera por qué «la literatura es un acto de comunión entre quien exige la obra, quien la crea, y quien alcanza a leerla».

Ese lugar existe es un mensaje en blanco que no decepcionará a una exploradora o a un explorador de laberintos literarios.

Lucía Izquierdo